En la madurez, los casos de depresión son alarmantes debido a los cambios que vamos notando en nuestro cuerpo, un cambio en nuestra identidad, las relaciones que vayamos forjando. Es un cambio de trescientos sesenta grados que en muchas ocasiones cae en la desconfianza, las inseguridades, el sentirte pequeño o en un callejón sin salida.

Como venimos insistiendo desde siempre, la docencia y las familias son una parte de la solución a todas estos ataques, además de ser un apoyo en aquella persona que se encuentre en una etapa difícil de aceptación en un mismo. La prevención y la atención psicológica es la otra parte de la solución, ya que reforzar la atención psicológica y más en los menores es muy importante. 

Hoy contamos con la psicóloga sanitaria Elena Jiménez que nos contará cuáles son las claves para detectar que un menor está sufriendo depresión, además de priorizar el papel de la familia como un nexo de unión entre el menor traducido por la aceptación y la comprensión de la situación, entre otros aspectos.

¿Cuándo se pueden dar indicios de que un menor está sufriendo depresión?

La depresión puede manifestarse de tantas maneras que a veces la detección se hace en estadios muy avanzados, no obstante, podemos sospechar de que un menor sufre depresión cuando el niño o la niña pierden interés en actividades que antes le gustaban, se muestra apático o sin motivación para su dia a dia o incluso cuando pierde el apetito y descuida su higiene personal.

¿En qué etapa educativa se pueden dar estos casos?

En cualquier etapa un menor puede atravesar episodios depresivos. Si bien es cierto que se diagnostica más frecuentemente en la etapa de educación primaria por el hecho de que el o la menor puede manifestar verbalmente de manera más precisa sus emociones. Esto no quiere decir que a edades más bajas no exista tal patología ya que no es, ni mucho menos, algo asociado a la edad.

En la etapa de la adolescencia se disparan los casos de depresión, esto se debe, en la mayoría de los casos al gran cambio que sufre nuestro cuerpo y nuestras relaciones con los demás en este periodo de la vida, la búsqueda de la identidad personal o la ruptura con el yo de la infancia también influyen en una mayor predisposición a sufrir depresión durante estos años.

¿Qué factores determinan que un menor está sufriendo depresión?

Los síntomas más característicos son la anhedonia o incapacidad para encontrar el placer, sentimientos de tristeza, apatía o angustia. Una autoestima baja, desesperanza, cambios del estado de ánimo o de los patrones de sueño nos pueden hacer pensar que el o la menor atraviesa un momento difícil en su vida y podría estar relacionado con un estado depresivo.

Otra de las características más destacadas de esta etapa seria un cambio en el rendimiento escolar o un aislamiento social.

¿Cuál es el papel de las familias a la hora de tratar con menores que sufran este trastorno? ¿Y el equipo docente?

Lo más importante es la aceptación y la comprensión. Es clave que el niño o niña se sienta escuchado, que sepa donde encontrar consuelo y sobre todo que se sienta querido y válido. Esa aceptación incondicional por parte de familiares y equipo docente sería una buena base para la recuperación del estado depresivo. Si logramos remar en la misma dirección desde ambos ámbitos favorecemos y ayudamos en gran medida al hijo/a o alumno/a.

Desde tu punto de vista como psicóloga sanitaria ¿qué medidas establecerías para velar por una buena convivencia/trato tanto en las aulas como en el círculo familiar a los aquellos menores que estén pasando por una etapa oscura en su vida?

Creo que la clave está en la comunicación y en el conocimiento. Si fomentamos la empatía a gran escala en todos los ámbitos, favorecemos mucho esa aceptación incondicional de la que hemos hablado. Si una persona, y mucho más un o una menor, se siente aceptado y comprendido no tendrá reparo en mostrar cómo se siente en cada momento y será mucho más fácil detectar y ayudar a tiempo. 

Proyecto PACAE

PACAE son las siglas de Protocolo de Actuación Contra el Acoso Escolar y tiene como objetivos primordiales:

• Crear entornos seguros en los centros educativos donde convivan menores de edad -colegios, institutos, centros de idiomas, de danza, clubs de extraescolares, etc.-.
• Prevenir y detectar de manera temprana casos de violencia entre y contra los menores de edad.
• Dotar de herramientas y apoyo a los centros que sufran casos de violencia entre y contra los menores de edad.

Por ello, si quieres obtener más información sobre nuestra metodología PACAE, o estás pensando en implementarlo en tu centro educativo, deportivo o de ocio, siéntete libre de contactarnos y estaremos encantados de ayudarte.