La explotación sexual y la trata de personas son dos de los problemas más graves y desgarradores que afectan a la sociedad actual. Aunque a menudo se utilizan de manera intercambiable, es esencial comprender que son dos fenómenos distintos pero relacionados que requieren atención y acción inmediata por parte de la sociedad y los gobiernos en todo el mundo.
En este artículo, con motivo del día internacional contra la explotación sexual y la trata de personas, celebrado el 23 de septiembre, exploraremos en profundidad estos dos temas y analizaremos cómo podemos trabajar juntos para erradicarlos.
Este artículo es un extracto del Manual Básico de Criminología, de nuestra socia Estefania Ros Cordón y que puedes obtener aquí.
La trata de personas es un delito que atenta gravemente contra los derechos humanos, vulnera la dignidad y la libertad, así como la integridad física, psíquica y psicológica. Por ello se la conoce como la esclavitud de nuestro siglo: es una realidad conocida, pero que se pasa de lado y sin mirar.
La trata de seres humanos, según el Protocolo de Palermo —elaborado con motivo de la Convención de Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional en diciembre del año 2000—, es la captación, transporte, traslado, acogida o recepción de personas mediante la amenaza o uso de la fuerza, coacción, rapto, engaño, abuso de poder o vulnerabilidad de la víctima para explotarla. La explotación puede ser con fines sexuales, de trabajos o servicios forzados, matrimonios obligados o la comisión de actos delictivos.
En España, la trata de seres humanos se tipifica en el Código Penal como un delito castigado con una pena de prisión de cinco a ocho años a la persona que empleando violencia, intimidación, engaño o abusando de una situación de superioridad, necesidad o vulnerabilidad de la víctima la captare, transportase, trasladase, acogiera o recibiera para llevar a cabo:
La explotación de mujeres es una de las formas más crueles de violencia hacia el sexo femenino. Ellas son las más vulnerables porque suelen ser las más afectadas en situaciones de pobreza y desigualdad de género respecto a la educación, formación o ámbito profesional, conociéndose esto como la feminización de la pobreza. Este concepto se define como aquellas barreras o impedimentos sociales, económicos, culturales y judiciales que generan que las mujeres se encuentren más expuestas a la pobreza y a una peor calidad de vida.
Pese a que cada vez existen más medidas que favorecen la igualdad entre ambos sexos, como los planes de igualdad, las políticas contra la discriminación por razón de sexo o las medidas de igualdad retributiva, aún existe una carencia real de efectividad de estas medidas. Y es que, pese a la cantidad de medidas legislativas de las que se dispone, no son pocas las empresas que hacen caso omiso de tal obligación.
Los datos no acaban aquí: alrededor del 0,35% del Producto Interior Bruto —PIB— lo constituye la explotación sexual, según datos del Instituto Nacional de Estadística, y el negocio de la trata mueve más de mil ochocientos millones de euros en nuestro país, según el Observatorio Internacional de Lucha contra la Prostitución.
No obstante, existe un gran número de mujeres y niñas víctimas cuya situación se desconoce: el miedo a las amenazas de sus proxenetas o su situación irregular en España las hace mantenerse en silencio. La realidad es que las víctimas de trata y explotación son protegidas con todas las garantías, deberes y derechos, el objetivo no es devolverlas a su país de origen, sino ayudarlas a reinsertarse en la sociedad y que salgan de esa situación de desamparo.
Para acabar con esta situación, el Ministerio de Igualdad ha destinado doscientos diecisiete millones de euros para abolir la prostitución en nuestro país. El objetivo marcado ya tiene fecha: 2026 como fin de la prostitución en España y se moverá por tres vías distintas:
A este proyecto se suma el Plan Estratégico Nacional contra la Trata y la Explotación de Seres Humanos, que establece los objetivos y líneas de trabajo que durante los años 2021 a 2023 deben llevarse a cabo tanto el sector público como el privado para abordar de manera integral este delito, atendiendo además al apoyo y protección de las víctimas. El objetivo final de este plan es prevenir y perseguir la trata e impulsar acciones y medidas que lo permitan, así, existe una cooperación entre instituciones y organismos públicos con entidades privadas. Este objetivo se llevará a cabo mediante:
No obstante, este Plan Estratégico fue aprobado en enero de 2022, por lo que habrá que esperar hasta finales de 2023 o comienzos de 2024 para ver si se ha cumplido con estos objetivos y si realmente se han llevado a cabo medidas para prevenir y erradicar la trata y la explotación de seres humanos.
La lucha contra la explotación sexual y la trata de personas es una tarea urgente que requiere la atención y el compromiso de todos nosotros. Por ello, desde Ethikos&Compliance ofrecemos asistencia en este ámbito y, si tienes dudas de qué puedes hacer o quieres implementar medidas de prevención en tu organización como, por ejemplo, formaciones de sensibilización y concienciación, no dudes en contactar con nosotros.